En Yerbabuena sabemos que cada jardín tiene su propia vida, y eso incluye momentos divertidos, sorpresas y desafíos únicos que solo quienes trabajan en el día a día con la naturaleza pueden contar.
Desde iguanas tomando el sol, hasta guacamayas que deciden hacernos compañía, hemos vivido encuentros que nos recuerdan que no solo cuidamos plantas, sino también un ecosistema lleno de vida.
Nos ha tocado atender pedidos insólitos, como un cliente que quería un árbol que diera sombra… pero sin hojas para no ensuciar. O una vecina que quería un jardín “sin flores” para evitar alergias pero con mucho color. O sea, cada cliente tiene su historia…
Muchos jardines llegan a nosotros en estado crítico, con plantas secas o abandonadas. Pero con cariño, paciencia y trabajo, logramos devolverles la vida y la belleza, haciendo que sus dueños vuelvan a enamorarse de su espacio.
Trabajar en jardines no es solo podar o regar, es vivir historias, conectar con la naturaleza y hacer que cada espacio verde sea especial. Déjanos que tu jardín sea parte de nuestra historia.