Cuando pensamos en Keanu Reeves, solemos imaginarlo en escenas de acción icónicas, con trajes negros y coreografías complicadas. Sin embargo, detrás del éxito y la fama hay una historia de trabajo, sencillez y conexión con la naturaleza que pocos conocen: antes de ser actor, Keanu fue paisajista.
Durante la promoción de su película Good Fortune (2025), el protagonista de Matrix y John Wick sorprendió al público al confesar que, de joven, se dedicó al paisajismo. “Antes de que me pagaran, hacía paisajismo”, comentó entre risas, recordando sus días empujando cortadoras de grama y cuidando árboles. Lo que podría parecer un simple trabajo de verano terminó convirtiéndose en una escuela de vida para él.
Reeves contó que aquellas horas bajo el sol, entre jardines y tierra, le enseñaron el valor del esfuerzo, la observación y la paciencia. “Aprendí a respetar el tiempo de la naturaleza, a cuidar los detalles y a disfrutar del proceso”, dijo durante su entrevista. Y, de alguna manera, esas lecciones lo acompañaron a lo largo de su carrera: la disciplina, la humildad y la constancia que hoy lo caracterizan nacieron ahí, entre ramas y hojas.
Desde Yerbabuena, esta anécdota nos recuerda algo esencial: el paisajismo es más que un oficio; es una forma de entender la vida. Requiere equilibrio, sensibilidad y compromiso, los mismos valores que aplicamos cuando diseñamos y cuidamos espacios verdes que conectan con las personas.
Keanu Reeves no solo encontró en el cine una forma de expresión, sino también en la naturaleza una escuela silenciosa de humildad y propósito. Tal vez por eso, incluso en su éxito, mantiene los pies en la tierra, literalmente. 🌱
