No todos los jardines se disfrutan solo con la vista. Algunos también se escuchan. Los jardines sonoros combinan plantas, fuentes de agua, piedras y elementos naturales para crear espacios donde los sonidos transmiten calma, ocultan ruidos molestos y fomentan la conexión con la naturaleza.
Cómo el verde mejora la acústica
Las plantas no solo absorben CO2 y mejoran el aire, también actúan como barreras naturales de sonido. Arbustos densos, setos y árboles estratégicamente ubicados pueden reducir el ruido de tráfico, calles concurridas o vecinos, creando microespacios de paz dentro de un entorno ruidoso.
El agua como instrumento natural
Fuentes, cascadas y estanques no solo decoran: el sonido del agua en movimiento genera un efecto relajante y puede enmascarar ruidos molestos, mejorando la percepción de tranquilidad y bienestar.
Materiales naturales que suman sonido
Piedras, grava y madera aportan texturas acústicas que generan sonidos suaves al caminar, complementando la experiencia sensorial del jardín.
Un jardín sonoro no es solo un lujo estético: es una inversión en bienestar. La combinación de plantas, agua y materiales naturales crea espacios únicos, relajantes y funcionales, donde los sonidos de la naturaleza se convierten en protagonistas.
En Yerbabuena diseñamos jardines que se ven y se escuchan.
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