Venezuela es un país de paisajes exuberantes y biodiversidad única, y sus árboles son testigos vivos de su historia y cultura. Algunos de ellos han inspirado canciones, leyendas y hasta la identidad nacional. Aquí te contamos sobre los más emblemáticos:
Araguaney (Tabebuia chrysantha): Elegido como el árbol nacional en 1948, el Araguaney
es símbolo de resistencia y esperanza. Su espectacular floración amarilla ocurre en la época más seca del año, cuando la mayoría de los árboles pierden su follaje. Es una metáfora de la fortaleza y la resiliencia, características que definen al pueblo venezolano.
Samán (Samanea saman): Con su copa amplia y frondosa, este árbol es un ícono del paisaje llanero. Su sombra generosa ha servido de refugio a campesinos y ganado durante generaciones. Su presencia en la cultura popular es innegable, incluso inmortalizado en la famosa pintura “El Samán de Güere”.
Ceiba (Ceiba pentandra): Considerada sagrada por muchas culturas indígenas, la Ceiba es un árbol imponente que puede alcanzar hasta 60 metros de altura. Sus gruesas raíces sobresalen del suelo y su tronco almacena agua, lo que la hace perfecta para sobrevivir en períodos de sequía. Es común verla en plazas y pueblos, donde ha sido testigo del paso del tiempo.
Cují (Prosopis juliflora): Este árbol, de apariencia espinosa y austera, es un verdadero sobreviviente. Se adapta a suelos áridos y pobres en nutrientes, y es esencial en la alimentación del ganado en las regiones más secas del país.
Cada uno de estos árboles tiene un papel fundamental en el ecosistema y en la identidad venezolana. Preservarlos es preservar nuestra historia, nuestra biodiversidad y nuestra cultura.